No por nada al escritor y ensayista -entre otras habilidades y talentos- Cees Nooteboom le dicen el holandés errante, es que la metáfora -inevitablemente aprovechada (yo también) en muchos reportajes- es casi literal, porque aunque no es una nave, es holandés y es errante. Errante desde la tierna infancia:
"Hasta los seis años, tenía ocho direcciones donde había vivido, pasé por seis escuelas y al final terminé nunca la escuela ni estudié en la universidad."
Actualmente Nooteboom, a sus 78 años, mantiene ese nomadismo, ahora voluntario:
"Yo soy en muchas casas. Me comparo con el pájaro cucú, que pone sus huevos en nidos de otros; escribo mis libros en nidos de otros, porque a mí me gusta estar en otras casas"
En estos días, a menos de dos semanas del equinoccio de primavera, Nooteboom, de 78 años y candidato al Premio Nobel de Literatura, está en Argentina participando del Filba, Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires. Estos son algunos pasajes interesantes extraídos (lo mismo que los de arriba) del excelente reportaje que Silvina Friera le hizo en Página 12 el domingo 11 de septiembre de 2011:
"(...) he escrito una obra de teatro Los cisnes del Támesis, del `58, con tres personajes de 80 años. Mi vida es muy extraña; en mi penúltima novela, Paraíso perdido, mis protagonistas son dos chicas jóvenes brasileñas. Y muchos me reprocharon cómo podía alguien de mi edad escribir sobre unas chicas jóvenes. Pero antes me decían cómo alguien tan joven podía escribir sobre los viejos. Esto es lo que llamo el privilegio, la libertad de escribir. Simplemente hay que hacerlo bien para que no sea falso."
"Se puede comprimir la longitud de una vida; pero Paula, la protagonista de uno de mis relatos, plantea que es inhumano. Para hacerlo, porque yo creo que sí se puede, hay que narrar de un modo especial."
"Los escritores no son lectores libres, los críticos no son lectores libres; leen como espías para saber qué hicieron las firmas prestigiosas, otro colega escritor."
"No soy un dios cuando escribo, pero es un papel que represento."
"Es muy interesante que alguien que sabe que no puede escribir poesía pueda tener un pensamiento inteligente sobre la poesía de los otros. Mi ejemplo es el poeta Wallace Stevens, a quien admiro porque era otro. Era poeta, pero en la vida era lo que se suele llamar un "hombre de negocios". A sus colegas abogados les daba miedo que aparte de escribir reportes muy claros sobre temas jurídicos pudiera escribir una prosa que sus colegas no podían comprender."
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