El siguiente trabajo, que ahora publico en "Océanos procelosos", no es inédito, pertenece a una serie de artículos que escribí y publiqué anteriormente, algunos hace varios años, en mis propios webs y blogs.
SINUOSIDADES LIBERTINAS: La Victoria de Beckham
Para aplacar la ira separatista de Victoria, después que la prensa revelara su esquema de esposas y concubinas provocando escándalo y desilusión (como si los triángulos y otros polígonos sexuales fueran algo escaso y desconocido), Beckham le obsequió un diamante de valor inalcanzable para el común de los mortales.
Por José Alejandro Tropea
Ilustración: José Alejandro Tropea
Esposas y concubinas
La talla de diamantes es una tarea delicada y difícil que requiere gran destreza y precisión. Lo mismo sucede con el instinto sexual de Beckham y sus aventuras extramatrimoniales. Es un asunto que también presenta múltiples facetas y no es sencillo resolverlo satisfaciendo a todos los involucrados (protagonistas, público e instituciones), a menos que uno prohiba, reprima y suprima y como inquisidor pretenda que el sexo sea para todo el mundo un asunto de una sola cara: la fidelidad permanente a una única persona y hasta la muerte.
En ciertas comarcas, a lo largo de la historia, se asumió que reducir el tema a esa única faceta era como insistir con la cuadratura del círculo y crearon el harén, la poligamia institucionalizada y reglamentada, una sociedad anónima sexual de hecho, relativamente sofisticada y constituida por esposas y concubinas. Ni más ni menos que un sinceramiento o blanqueo del instinto sexual que, reconozcámoslo, no es fácil de llevar a la práctica.
En occidente -donde se insiste con que aquella cuadratura del círculo es posible-, rechazarlo, repudiarlo, negarlo y prohibirlo no ha sido suficiente para evitar que exista de hecho y prospere en todas partes, en la soltería y en el matrimonio, desde la adolescencia hasta la muerte y desde su mínima expresión (el triángulo) hasta las formaciones más populosas y miliunanochescas.
Aunque paradójicamente, mientras por un lado se lo repudia, por el otro se aplauden y santifican las relaciones extramaritales en novelas, películas y reality shows.
El harén, entonces, existe de hecho y Beckham tiene uno. Uno que la prensa (1) sacó a la luz causando escándalo y desilusión. Reacción soberbiamente calculada con conocimiento de causa: en base a saber como venden todos aquellos ricos y famosos, ídolos y estrellas, que como Beckham, a través de sus acciones demuestran que aquella cuadratura del círculo no es posible.
Volviendo al harén de David, a pesar de no ser oficial tiene estricta estructura de harén: hay esposas y concubinas, con la diferencia de rangos y privilegios que corresponden a unas y otras -en este caso a una y otras-, con los mejores favores y beneficios para la primera y los privilegios de segunda, nada desdeñables, para las restantes.
Sin embargo, en un harén de hecho, rara vez sus integrantes están satisfechos y conformes con la estructura y con su situación personal dentro de ese obligado círculo poligámico, especialmente la esposa. Y eso le pasa a Victoria. Ella no ve un harén, ve un triángulo (genéricamente hablando), que para peor (específicamente hablando), es un cuadrado o, para ser más exactos, un polígono, si queremos incluir el universo de concubinas de Beckham.
En esta situación el escándalo desatado no le cayó nada bien a la ex spice girl. Para colmo el horizonte de amenaza a su condición de exclusiva, que ella pensaba limitado a rivales heterosexuales, se extendió a lesbianas.
Dentro de este panorama, Beckham -rápido de reflejos como en su profesión-, jugó con decisión. Y fue allí, en lo peor de la crisis, donde entró a tallar la piedra preciosa que David le "arrojó" a Victoria por no estar, paradójicamente, libre de pecado. Aprovechando su cumpleaños número treinta le obsequió un diamante valuado en más de 1.500.000 euros. Con este regalo, según le contó un amigo de la pareja al périodico, Beckham le envió a Victoria el siguiente mensaje: "los diamantes son eternos, como nuestro matrimonio". Expresión romántica que traducida a la situación de hecho que conocemos, significa: "en mi harén siempre serás esposa y nunca concubina".
Y si nos atrevemos a incursionar en el escabroso terreno de los corolarios de ese mensaje -es que uno nunca sabe a priori con que deducciones desagradables se puede tropezar- a propósito del embarazo de Victoria, nos encontramos con este: "en mi harén parirás los hijos que reconoceré y no los que reconozca bajo amenaza del ADN", o este otro: "en mi harén parirás a solas en hoteles cinco estrellas y no públicamente rodeada de otras parturientas".
El cristal encantado
Es cierto que lo que ha hecho Beckham es un lujo de mega rico, sibarita o príncipe. Pero más allá de lo económico no hizo nada que el resto de los mortales (individual o colectivamente) no hagamos: congraciarnos con quien se mantiene algún vínculo, después de haberlo hecho víctima de nuestros desaguisados, mentiras y traiciones. Es parte del juego, en asuntos que están más allá incluso del accidentado terreno sexual.
Beckham, entonces, no hizo nada nuevo bajo el sol, aunque es llamativo y envidiable lo barato que le salió -si consideramos sus portentosos ingresos- aplacar la ira separatista de Victoria.
El gesto del futbolista, más la fascinación que ejercen los diamantes, pesaron más que lo que cualquier frío y objetivo cálculo de ingresos y egresos le hubiera revelado a Victoria: el escaso esfuerzo económico y amoroso realizado para resolver el entuerto.
Evidentemente la subjetividad todo lo puede. ¿Pasará lo mismo con el valor futuro del diamante? Porque así como la madera y la tela de un viejo cuadro de Picasso no valen nada, pero la obra que soportan se subasta en 104 millones de dólares o el bien más preciado de muchas grandes empresas es algo tan inmaterial como la marca; o el precio de ciertos productos es inflado por la ley de la oferta y la demanda más que por motivos reales, el precio de la joya en cuestión, alimentado a medida que pasen los años vaya uno a saber con que historia de maldiciones y milagros, puede alcanzar valores incalculables, además de ganarse, merecidamente también, nombre propio, cuando tal vez sea bautizada como "La Victoria de Beckham", dentro de ese estilo entre opulento, imponente y novelesco que tienen los nombres puestos a piedras preciosas que han protagonizado historias de maldiciones y milagros, como podría ser el caso de este diamante ¿Porqué no? Después de todo para Beckham ya hizo un milagro.
REFERENCIAS
1 - El diario local The Sun.
© 2001, 2009 José Alejandro Tropea
Viendo este y otros casos similares, me vienen a la cabeza preguntas como:
ResponderEliminar¿Porqué tiene tanta validez la institución matrimonial? ¿Porqué debe ser la única forma de unión socialmente reconocida? ¿Porqué la unión entre personas que se aman (o simplemente se desean) a de ser socialmente reconocida?
¿Porqué insistir en la monogamia, cuando la mayor parte de las personas ha tenido más de una pareja al mismo tiempo?
¿Porqué un pateabalones gana miles de veces más que un profesor de universidad?
El asunto del regalo parece una banalidad, pero ¿qué usos para la ciencia o la tecnología pudiera haber tenido ese diamante? ¿A cuántos jóvenes sin recursos se pudo becar con ese dinero? ¿Cuántos de ellos pudieron haber descubierto la cura para una enfermedad o la solución a un problema social?
Pienso que los seres humanos podemos tener un futuro mejor si hacemos nuestras las palabras:
"Cuestionalo todo".
Coincido. Me hago las mismas preguntas. Bueno, por eso escribí ese artículo. Gracias por tu comentario, CCJ, es un solaz para mí.
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